24 julio 2010

 

Cristinas del mundo, extinguíos

Hoy es mi santo. Me llamo Cristina y no Carolina, imagino que lo sabéis. 

Cada año, cuando mi padre me felicita, siempre me cuenta que me puso este nombre en honor a la Reina Cristina de Suecia. Pero también reconoce que lo hizo más bien por Greta Garbo, que dio vida al personaje en la película del año 1933.

 

Como soy mucho de perder el tiempo dándole vueltas a cosas que no llevan a ningún sitio, a veces me pregunto si puede un nombre condicionar el destino de una persona. Por lo general, los nombres de canciones, cuadros, películas, casas, empresas, bares, libros etc, se eligen a posteriori, una vez están concebidos y definidos. Pero con las personas no podemos esperar a ver por dónde tiran para ponerles nombre (para corregir ese pequeño desfase temporal se inventaron los motes, supongo). Así que igual se elige el nombre de las personas en función de qué soñamos que pueda ser de ellas y su vida.

¿Quería mi padre que fuese reina? Lo llevaba claro, aunque dicen que mando como una, la verdad. ¿Quería entonces que fuera sueca? Mal íbamos, viviendo en Madrid. Sin embargo le tengo gran simpatía a Suecia. Durante algunos años mi mejor amiga fue una chica sueca (en realidad era de una parte de Finlandia donde hablan sueco, pero a efectos prácticos era más sueca que Bergman). Visité Suecia hará ya unos 15 años. No he vuelto, y quisiera. Me encantan el salmón, el vino caliente con especias y las canciones de ABBA. ¡Si hasta he ido dos veces a Ikea por gusto y no por necesidad! Suecia me tira, es una realidad.

¿No querría mi padre - por aquello de La Garbo - que fuese actriz? Yo también quería, desde pequeña. Escribí un montón de obras en el cole, y todos los viernes por la tarde teníamos clase de teatro. En realidad nunca nos dieron una sola lección; la clase consistía en que nos inventábamos cosas y las hacíamos. Improvisamos, durante años. Después vino el Arte Dramático durante años también. Y después... después supongo que todas las energías que hacen falta para dedicarte a ello se fueron diluyendo con el paso del tiempo. Para rematar, me enteré de que existía una actriz que no contenta con llamarse también Cristina, se apellidaba casi igual que yo, solo que añadiendo una S. ¡Qué disgusto! ¡Qué frustración! Que rollo, joé. 
Tampoco ahora, en mi entorno actual, se refieren a mí, cuando hablan de "Cristina", a secas. Y qué le vamos a hacer.

Habrá miles de Cristinas en el mundo; relevantes e irrelevantes, listas y tontas, flacas y gordas, miles y miles. La gente siente una absurda simpatía instantánea por sus tocayos; yo no. Yo quisiera ser la única Cristina en el mundo. 

Y ya está.



Comments:
Oiga, mola ese padre que es capaz de nombrar a una hija por un motivo así!

Feliz Onomástica, Carol... digo Cristina!
:D
 
te va a sentar muy mal pero tienes algo en comun con todas las cristinas que conozco y es un ego como una casa. perdona pero me lo has puesto a tiro
 
Pues yo no sabía que exisitiesen personas que se llamasen Anónimos.

Vaya mala leche la de tus papis.
 
¿Que quisieras ser la única Cristina en el mundo? Pero si ya lo eres... si eres the one and the only...
Muchas felicidades.
 
Tengo una amiga que se llama Ninotchka no el mismo motivo.
 
¡Nooo...!
¡No desveles tu identidad secreta!
Felicidades atrasada. O retrasadas.
 
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