27 enero 2009

 

Pequeños infartos en Enero

Enero está resultando ser un mes brutal. La cosa empezó en el Actual viendo a Los Punsetes, Hello Cuca, Esteban Light y Cohete; siguió con las apreturas en el Neu! para disfrutar de Klaus&Kinski; luego con Madrid entera rendida ante Espanto; y unos Hidrogenesse en estado de gracia el pasado sábado. Lo releo y no lo creo. 


Foto de Espanto cogida del blog de LaNadadora

Todos ellos consiguen que - al menos a ratos - se me pase el cabreo que me produce el bombardeo inmisericorde de elementos y elementas insustanciales, derivado de las insufribles listas de "lo mejor de". Esa gente afectada y aburrida, que acaba haciéndome pensar en comida. Cambio tragarme artefacto sexy de chiste por bocata de nocilla, y me quedo tan ancha. Pero oigo Vuelve conmigo a Italia y no es hambre precisamente lo que siento en mi tripa.

El mes va a terminar y me pregunto si todo lo divertido acabará aquí. O si mi corazón podría resistir este ritmo por once meses más. Cualquier respuesta hace que me tiemblen las rodillas.
Así que aquí te espero, Febrero.

13 enero 2009

 

Guided by voices en directo

Si hay una cosa que me pierde, es hacerme la chulita. Y aunque a veces intente evitarlo (vagamente, sí), no siempre lo consigo. Así cuando alguien me viene con el subidón de haber descubierto a Guided by voices, me falta el tiempo para soltar "¡yo les vi en directo y en mi vida he vivido otro concierto igual!". Luego remato con lo de que ya no existen, y suelto un suspirito. Knockout.


foto de Paul Clarke

Sí, amigos. Do the collapse recién sacado, el Irving Plaza petado, y yo con la mandíbula caída hasta el pecho mientras ellos daban buena cuenta de todas las cervezas que cabían en su nevera. Peleas en primera fila por encenderle un cigarro a Robert Pollard, y una masa cantora desatada, que ríanse ustedes de un concierto de Los Planetas. 
Unas bestias pardas. Unos putos hoolligans de Ohio. Hace casi diez años y lo recuerdo como si hubiera sido anoche.

Una de las cosas que derivan de mi chulitismo es que me cuesta horrores compartir fuentes. Pero esto no me lo puedo guardar para mí; Aquarium Drunkard es un blog alucinante que lleva meses reportándome infinitas satisfacciones. Y han colgado esto:

Concierto de Guided by voices del año 95 en Maxwells.

Ale, el pack de 6 lo ponéis vosotros.

12 enero 2009

 

Madrid no se cierra



08 enero 2009

 

Cicatrizando

Hace poco hablaba con un par de amigos de lo mucho que me cuesta prestar atención a grupos que presiento "pasajeros". Si no hay un flechazo inicial (que ahí, pierdo la cabeza inevitablemente) lo normal es que deje pasar un tiempo, y revisar, quizá, más tarde. Porque no puedo entregar mi corazoncito de fan a un grupete cualquiera para que me deje tirada al año siguiente. Esto, a lo mejor no tiene ni pies ni cabeza, pero es así.

Luego está lo que podríamos llamar el Reverso Luminoso del Repelús; cosas que me produjeron un rechazo total de entrada, y que han acabado volviéndome loca. Pues bien, algo así fue lo que a mí me ocurrió con La Costa Brava. No entendí Hazte camarera la primera vez que la escuché en Diario Pop, y su versión de Race for the prize me parecía un sacrilegio, por mucho que me gustasen El niño gusano. Sin embargo, había algo, una especie de zumbido muy lejano, que resulta molesto pero que no puedes dejar de buscar de dónde cojones sale, aunque solo sea para pararlo.

El zumbido venía de Sergio Algora y Fran Fernández. Algo en su actitud me despistaba.

Fue después de coincidir con ellos en un concierto en Mallorca y ver cómo se tomaban las cosas. Ver que se lo pasaban bien; un poco desastres quizá, a pesar de toda su experiencia. Me parecieron muy teenagers, y sus canciones cobraron sentido para mí, sólo entonces, al verles allí tocándolas. Tomamos unas copas con Fran. Hablé con Dani de su proyecto en solitario. Sergio nos enseñó la cicatriz del pecho. Fuimos dando tumbos hasta el hotel.
Al volver a casa tuve que "revisar"; quitarle el precinto a los ep's de La Costa Brava que tenía por ahí, y comprarme "Llamadas perdidas". Me hice fan.


Cada vez que me hago fan de alguien tengo que entrevistarle. Fran contestó a mis preguntas y nos hicimos amigos. Me plantaba en sus conciertos, berreaba sus canciones y me imaginaba de corista (acabo de darme cuenta de que imaginarme de corista es la prueba irrefutable de que adoro a un grupo). Les dejaba mensajitos de amor en las puertas de los baños de locales por los que luego ellos pasarían. Y aunque últimamente se me había pasado un poco el pavo, porque las canciones que escuché del último disco no llegaron a entusiasmarme, siempre estaba deseando que tocasen para verles y pasármelo en grande cantando a grito pelao.

El día que murió Sergio yo estaba de cañas por ahí. Mi amigo David, del bar Torgal, en Orense, me mandó un sms que decía "hoy es un día muy triste para la música". Preferí ignorarlo y pedirme otra. Cuando volví a casa y me enteré de lo que había pasado comprendí el mensaje. Me tumbó.

En todo este tiempo no he podido, ni puedo (ni quiero) ahora, escribir sobre Sergio Algora; del camerino donde le conocí con El niño gusano, o la última conversación que tuve con él en Madrid. Pero dado que he sido fan militante de La Costa Brava, sentía que debía escribir algo al respecto. Tenía que sacarme este post de encima, porque llevo dándole vueltas desde hace medio año, y bueno, compartir al menos como admiradora, la rabia que me da saber que no asistiré a más conciertos de uno de mis grupos favoritos.

Que quedan los discos, eso ya lo sé. Pero es que para mí, escuchar el disco de un grupo que me pirra es simplemente un modo de calmar mi ansiedad, de aplacar el mono de volver a verlo en directo; un "ir tirando" hasta que pueda estar en un concierto suyo otra vez. Así enfocado, si sabes que no habrá próxima vez, el sedante ya no seda, mas bien jode. 

Estaba en un bar el mes pasado, y ponían canciones de La Costa Brava una y otra vez. El chico que pinchaba era otro fan que sabía que yo era fan porque se hizo una foto conmigo en un concierto de La Costa Brava en el Neu! - ese fue el último concierto suyo que vi, y la última vez que hablé con Sergio. 
Recibí la foto en un correo hace unos días. Me hizo recordar cosas bonitas.
David organizó un homenaje en el Torgal hace unas semanas... 
En fin, que ya era hora de que yo también diera las gracias a La costa Brava, por los buenos ratos, y por todo lo que me enseñaron.

Gracias. Y hasta siempre.



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