29 diciembre 2010

 

Voy de lista

Dice Fran Nixon, que cuando uno hace una lista lo hace para demostrar a los demás lo listo que es, y estoy totalmente de acuerdo. Ahora mismo tengo unas ganas terribles de hacerme (yo) la lista, pero no puedo hacer una lista (de discos) ¡porque las odio! ¿Por qué hay que someter a los músicos a competiciones absurdas? ¿Para qué hacerle sentir mal a un grupo olvidando su trabajo o ninguneándolo directamente? Y sin embargo no puedo evitar decir en voz alta las cosas que más me gustaron, con la sincera esperanza de que otros puedan descubrirlas (bueno, y también de paso suelto unos cuantos exabruptos). 

Si leen asiduamente este blog, pueden hacerse ya una idea de lo que se van a encontrar, y también supondrán bien, si suponen que hay una gran cantidad de discos que no he podido escuchar. Quiero decir; yo lo he intentado... pero no he podido. Así es la intolerancia, que en todas partes cuecen habas, qué se le va a hacer.



El mejor disco que ningún artista español haya sacado este año. No hay dos Jonstons porque no hay nadie como Jonston, y esto es así. En Taller de memoria consigue que parezca fácil algo tan difícil como hacer canciones sencillas, bonitas y redondas. Desde Buenos recuerdos a Puzzle. Doce meses después de su salida, me sigue flipando tanto como el primer día que lo escuché. Una obra de arte envuelta en otra. 
Un discazo, una joya, un puto clásico.



Si pienso en que del primer disco ya sólo me aguantan 6 canciones, y de este aun 10, las matemáticas me están diciendo que este disco es incluso mejor que aquel. Por hits indiscutibles como Estilo, De moda, Hospital Alchemilla y Tus amigos, la poesía que hay en Mono y galgo, La manera de acertar, o El artista, y por Dinero, (la canción que realmente quiso hacer Jota cuando se puso a escribir Devuélveme la pasta). Hasta por el resto de experimentos. Si acaso han salido perjudicados del chusquerísimo juego del "ahora molas, ahora no", sólo puede verse como algo profundamente positivo, la señal definitiva de que hay futuro en Los Punsetes. Así que dejad de preguntaros qué le faltaba a LP2 para que os gustara y pensad mejor en qué es lo que os falta a vosotros.




Un escándalo, oigan. Un disco perfecto, y mucho mejor que su predecesor. Ocho canciones a las que no les falta ni les sobra absolutamente nada. El título me aberra, así como me aberran los que pegan "-érrimo" inadecuadamente y con toda la intención a cualquier palabra. Pero teniendo en cuenta que Espanto son realmente superlativos, lo dejaremos pasar. Que este disco sólo puedan tenerlo 100 (¿120?) personas es una tragedia. Están llamados a ser grandes, grandes de verdad, a pesar de insistan en mirar para otro lado y rodearse de gente con tapones (de cera).




De Woods me gusta todo, hasta lo que no conozco de ellos. En un mundo donde la sobre-exposición llega al extremo de la arcada, agradezco infinitamente algo de intriga. At echo lake es misterioso, es hipnótico y es mi refugio desde hace meses. 
Rendíos ante la evidencia, abrazad a los Maderos.


A Laura Veirs debería conocerla mucha más gente, joé. Su disco July flame no es de 2010 pero da igual; ha sido este año cuando ha llegado a mí y no me canso de escucharlo. Es posible que este video resulte más convincente que yo. Ahí lo dejo:



También me han encantado Congratulations de MGMT, Halcyon digest de Deerhunter, Twin-hand movement de Lower Dens, o Gemini de Wild Nothing. Pero no he dejado de escuchar a Led Zeppelin, ni a los Pixies, ni a Siniestro Total ni a los Doors. No dejen de hacerlo ustedes tampoco.

Conciertos, brevemente:


La foto es de Dr. Muerte
Los grupos que vemos a diario tocan fatal, pero nos hemos acostumbrado a ello, porque algunos lo suplen con actitud. Llega Richard Hawley - a quien actitud no le falta precisamente - se rodea de buenos músicos, y entonces se te caen las bragas. No creo que su técnico tuviera una varita mágica. Es posible rozar el sonido perfecto ¡en la Heineken! ... y a veces el público es increíblemente respetuoso. Pero hay que ser Richard Hawley, está claro.


Reconozco que tenía mis dudas acerca de cómo harían Eels en La Riviera para entretener a todos los los nuevos fans ganados gracias al fantástico libro publicado por Mark Oliver Everett. Aquello fue rock&roll y yo me divertí como pocas veces. Quizá porque nunca me habían tirado un polo de limón desde un escenario, ni había tenido una colección semejante de Danelectros tan cerca, ni había visto a un ventrílocuo abrir un concierto. Una resurrección de la que me alegro profundamente, y que espero volver a presenciar pronto.


Por último, podría decir que Teen dream de Beach House es lo mas acojonante del año, pero eso se veía venir desde Enero, y ahora ya de sobra, vamos. Podría entonces decir que el momento más acojonante del año fue volver a verles no en un macrofestival, sino en una pequeña sala en Frankfurt, el día de mi cumpleaños, a medio palmo del escenario, con una cerveza en una mano y la mano de mi novio en la otra. Pero lo verdaderamente acojonante fue enterarme de que mis amigos me habían preparado en secreto este viaje como regalo. Sigo pensando que no lo merezco, y sigo buscando la forma de agradecérselo. Por su culpa fui una persona inmensamente feliz en algún momento de 2010 y espero no olvidarlo nunca.



¡Feliz 2011 a todos!

15 diciembre 2010

 

Crisol

Alguien podría pensarlo, pero lógicamente, no nací siendo indie. De adolescente ni si quiera tenía idea de la existencia del término, y escuchaba un montón de cosas sin preocuparme de mirar la etiqueta. Durante 2º, y sobre todo 3º de BUP, me dio por escuchar Radio Olé porque era también lo que sonaba en casa de mis amigas cuando nos juntábamos por las tardes a no estudiar. Fue la época de escuchar Pata Negra a saco, de intercambiar discos de Lole y Manuel, Kiko Veneno, Triana o Camarón.

Los domingos por la noche, cogía - con mucho sigilo - los auriculares que mi padre guardaba en el cajón del "mueble del tocadiscos" y metida ya en mi cama, escuchaba un programa que se llamaba Madrid Flamenco, en Onda Madrid. Iba buscando con la ruedecita del dial, a oscuras, hasta que lo encontraba. Como lo que en aquel entonces tenía era un radiocasete en toda regla, grababa un montón de cintas evitando, si era posible, las voces de los locutores (Verdú y Gamboa, que yo aun no sabía quiénes eran). En una de esas cintas, entre cortes bruscos, están las dos canciones que me hicieron prestarle atención por primera vez a Enrique Morente. De alguna manera (¡de qué manera!) sobresalían por encima de las otras; una es Grazalema, la otra es Crisol. (Las dos forman parte del disco Negra, si tú supieras, publicado en 1992 por Nuevos Medios, y que después me regaló mi hermano.) El sonido de la voz, y cuando se superponen varias... eso me dejó turulata.

El día que me presentaron a Morente yo cumplía 23 años. Fue después de un concierto del Omega en Almería. Recuerdo su pelo, todo disparado, y que llevaba una camisa blanca de Moschino, con un estampado de huesitos en negro, y ese detalle tan frívolo, me hizo verle como a un hombre joven. Recuerdo tener algo parecido al miedo, que en realidad era respeto. Estar ahí, hablando, como si nada, y por dentro pensando que madre mía. 

La foto desgastada de aquí abajo, es de la última de las tres noches que Los Enemigos tocaron en La Riviera para despedirse. Pienso que si tuve la oportunidad de hacérsela fue porque él se acercó a este entorno, y no al revés. Si muchos de los que escuchan fundamentalmente música independiente saben hoy día quién es Enrique Morente, es porque él cruzó la valla que a veces parece que separa unos estilos de otros. Y no solo la cruzó; también dejó la puerta abierta.

 en Abril de 2002

En flamenco la verdad es que yo no he avanzado mucho. Sigo escuchando algunas de aquellas cosas que escuchaba a los 16, a veces con un poco de nostalgia. Hoy, desde luego, con una gran pena.

Enrique Morente – Crisol


02 diciembre 2010

 

La esquela misteriosa



Las tías de Twisterella nos obsequian con esta esquela aparecida recientemente en el diario Las Provincias.
¿Alguien entiende algo y nos lo puede explicar?

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