06 julio 2009

 

Yo quise ser una pija adolescente

Ayer descubrí una serie de la cadena Bravo que haría las delicias de unos cuantos, ahora que nos invade la ola del chisme y la memez supina. Se llama "NYC Prep" y ya está levantando polvareda en el entorno de los colegios privados estadounidenses.

"NYC Prep" viene a ser un "Gossip girl" pero, atención, en reality. (Si Borja Prieto está leyendo esto sé que ya estará salivando). Auténticos pijos del Upper East Side entre 15 y 18 años haciendo lo suyo; fundirse la tarjeta, organizar fiestones, sobarse el pelo todo el día, quedar en restaurantes inverosímiles, y cotillear Blackberry en mano.



Pasemos a analizar los tres puntos fuertes del reality:

1. Son pijos: Los pijos son un colectivo que me atrae y me repele a partes iguales. Pasé todos los veranos de mi adolescencia rodeada de niñatos de la sierra madrileña, y tuve que hacer COU en un colegio de La Moraleja. Quizá no puse mucho empeño en acercarme a ellos, pero tampoco hubiera conseguido infiltrarme aunque hubiese sido mi principal objetivo en esta vida, porque, os lo digo claramente; son otra raza. Tienen otro cutis - incluso una estructura ósea diferente - y su cerebro procesa la información de una manera muy particular. El pijerismo, en definitiva, forma parte del código genético; es algo que se tiene o no se tiene.  Y como todas las cosas que no tengo, despierta mi curiosidad, al menos por un rato. 
Si algo deseaban todos los pijos que he conocido, era haber nacido en Estados Unidos - por eso les mandan todo el rato a estudiar allí. Así que Manhattan viene a ser como su Tierra Prometida. Quiero decir, que mientras nuestros pijos pasean por Serrano, estos hijos de puta van de compras por Park Avenue, Madison o a la Quinta, no sé si me explico. No hay comparación; New York's da place.

2. Son adolescentes: Y como buenos adolescentes se empeñan en parecer adultos, y lo peor de todo es que creen que lo son, a pesar de su condición espongiforme. Resulta grotesco verles dentro de un spa, pedir la cena en un restaurante francés o soltarse un "¡madura de una vez!" mientras les tropieza la lengua contra el aparato dental. Atentos a las reflexiones de PC - mi personaje favorito - asistiendo a la terapia con su psicoanalista. 
Por suerte, sus hormonas están en ebullición, ligan y cotillean sin parar y se les ve cultivar con ahínco el bello arte de la frivolidad, pilar sobre el que tendrán que sostener sus vidas en los años venideros.

3. Son americanos: (Ver "Son adolescentes").



Por supuesto que todo estará guionizado, pero no cabe duda de que esta gente no actúa por tener una cámara al lado; actúan porque es la única forma de comportamiento que manejan. La cámara simplemente lo capta, para nuestro ¿regocijo?

Los dos capítulos emitidos hasta el momento circulan por partes en youtube y pueden verse seguidos, creo, en la web oficial.

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