28 agosto 2009

 

De moda


A punto de acabarse la década esta que no sé muy bien como se llama (¿los ceros? ¿los dosmil?) toca hacer un burdo ejercicio de observación, a medio camino entre guía de tendencias, el Noticias del mundo y el vaticinio de andar por casa. Si te has pasado nueve años y medio totalmente despistado, esta es tu oportunidad de intentar encajar en la época que te ha tocado vivir, aunque sea a última hora. 

¡Siete modas como siete días trae la semana! Las predicciones acerca de lo que se va a llevar esta temporada nos han quedado tal que así:

1. Pasar del Facebook
Sí aún no tienes perfil en esa red social del demonio, ¿ya pa' qué? Todo aquel que, avergonzado de parecer un don nadie, o por aburrimiento, se abrió una cuenta, empieza, paradójicamente, a aburrirse de ella. ¿A dónde irán ahora? ¿Volverán al Fotolog? Pues no les digo yo que no.

2. Las lentejuelas
No sé porqué ahora, pero ahí están, al acecho, las intrigantes lentejuelas. ¿Son lujo? ¿Son caspa? ¿Se puede lavar una prenda con lentejuelas? Recuerdo que mi pobre madre tuvo que coser un montón de ellas haciendo la forma de una hoja, sobre un maillot, y a poco no se tira por la ventana. Quedaron miles de ellas sueltas por el costurero, y durante años, cada vez que lo abría para coger unas tijeras, saltaban seis o siete lentejuelas azules. Las lentejuelas fueron la purpurina de mi infancia. Sean ahora capricho de vuestra madurez.



3. La guitarra sobaquera
Se conoce que aun queda gente que no aprendió nada de Los Ramones. Estos pobres desgraciados se dedican a hacer arpegios en la parte mas baja del mástil, casi pegando a lo que es el cuerpo de la guitarra. Para ello inutilizan la mitad de la correa, y como consecuencia nos deleitan con ridículos ejercicios de contorsionismo cada vez que se cuelgan y se quitan la guitarra. Si a esto le añaden un intento por poner los ojos en blanco sin cerrar los párpados, y las puntas de los pies enfrentadas, obtendrán la imagen más incomprensiblemente cool de la temporada.

4. Cortar
¿Acaso no tenéis cerca una pareja que ha roto recientemente? Pues sabed que esta es una circunstancia que se adapta con asombrosa facilidad al efecto dominó. "Cuando las barbas de tu vecino veas cortar, pon las tuyas a remojar" que dicen. Eso si pasáis de las modas, claro. Si no, dadle un buen disgusto al novio o novia y abrazad de nuevo la soltería. No habrá quien os gane a modernos. 

5. Decir que Antonio Luque está bueno
Y hasta pensarlo de verdad. No a una, ni a dos, ni a tres muchachas, he escuchado yo comentar en voz alta la atracción irrefrenable que les produce Sr Chinarro. Ya van muchas este verano, así que me temo que en cuanto saque disco, su nuevo estatus de sex-simbol alcanzará cotas imposibles de imaginar hasta ahora.



6. Salir de marcha en bici
Desplazarse por la ciudad en bicicleta ya es bastante peligroso, como para hacerlo con tres copas encima. Pero nadie dijo que esto de estar a la última no tuviera sus riesgos. 
Parece ser que las obras de reforma del Nasti comprenden también la instalación de un parking bici, y una conocida marca de ropa está a punto de lanzar una linea de camisetas con rodales de sudor falsos en las mangas. Bueno, todo esto es mentira, pero molaría.

7. El pelo cardado
Otra maldita reminiscencia ochentera de la que, en buena lógica, quedarán excluidos precisamente aquellos que la practicaron en su momento. El cardado es un tipo de peinado creado involuntariamente - y casi con toda seguridad - por un disléxico, que en lugar de cepillarse el pelo desde la raíz hacia las puntas, se puso a cepillarlo en sentido contrario. De esta forma se consigue una pelambrera de volumen más que considerable, así como un gasto extra en suavizante que no os quiero ni contar. Vuelve el cardado pues. (El antifaz es facultativo).



Y aún hay más...

12 agosto 2009

 

Hace falta valor (II)

Sigamos:

La historia de Pereza es la de un grupo (un dúo, más bien) que a fuerza de tocar en mil y un garitos consiguen hacerse con cierto callo y notoriedad roquera, consiguiendo al fin llamar la atención del directivo de una importante multinacional. Los dos primeros discos de Pereza no llegan a ser muy relevantes, pero es el empeño de ese directivo, el que hará que se siga invirtiendo más y más pasta en el grupo para que logren alcanzar el éxito, como finalmente ocurrió. 
Pues bien; escuchando Violento amor, me acordé inmediatamente de ese tipo. "Qué bonito sería" - me dije, como una Rosario Flores paya cualquiera - "que alguien así hubiera puesto el mismo empeño en unos Hidrogenesse, un Jonston, unos AMA, o un anti, joder". Lo que quiero decir es que si eso le hubiera pasado a alguien que hace canciones que merece la pena escuchar, en aquel momento yo y miles de radio-oyentes podríamos haber disfrutado de 3 minutos de música, en lugar de sufrir 3 minutos de vergüenza ajena.



Ahora rebobinemos:
Varios meses atrás, me encontraba yo en el estudio de grabación de un reputado productor (de grupos independientes, sí, pero con curiosas conexiones en el entorno de los artistas patrios más comerciales) despotricando, como en mí es habitual, de Fulano y/o de Mengano. "Fulano - me dijo él - ahí donde le ves, está al día de los miles de gru-pi-tos indies que salen cada día, y algunos le gustan de verdad. Fulano podría hacer cosas muy interesantes, porque tiene una cultura musical muy rica. Tengo algunas cosas que ha grabado aquí, pero que no se atreve a publicar. Luego te lo pongo, vas a flipar."

Dejando a un lado el hecho de que nunca llegué a escuchar esas sorprendentisísimas grabaciones que hubieran podido cambiar la sensación (más bien desazón) que me produce escuchar a Fulano, siempre me he preguntado porqué si tantos artistas cuyas canciones no soporto, escuchan la música que yo escucho, atienden escondidos entre las sombras a los mismos conciertos a los que yo acudo, y desean - pública o secretamente - tener éxito también en sectores musicales más underground, ¿por qué siguen sacando esos discos que sacan? Hablo de gente consolidada, que bien podría permitirse el capricho de hacer algo, llamemoslo "raro", o simplemente, más arriesgado.
La respuesta de Reputado Productor y otros Respetables Tertulianos que se encontraban allí aquel día: "Esos artistas están "atrapados" por el negocio, su compañía invierte mucho dinero en ellos y tienen la responsabilidad de hacer que se recupere lo invertido. Tienen que cumplir unas expectativas (de ventas, de número de conciertos, etc). No pueden hacer canciones que se alejen demasiado de las que les han funcionado anteriormente a nivel comercial, porque corren el riesgo de estrellarse y no recuperarse."

Bla, bla, bla.
Yo no puedo creer que Fulano o Mengano, teniendo una canción original, bonita y fantástica, decida cambiar algunas frases brillantes por otras más tópicas o directamente malas, para hacer que sea algo más comercial, o que resulte más fácil de digerir para las masas. ¡Es que no puedo! Y si, realmente, están guardándose su talento y las cosas verdaderamente interesantes para ellos, porque su compañía no les deja publicarlas, pues vaya pena ¿no?


repeat after me: ¡o'hete!

Más bien creo, como alguien comentaba en la entrada anterior, que lo hacen "lo más dignamente posible". Y ahí voy; si lo mejor que pueden ofrecernos cualquiera de estos artistas en los que tanto dinero se invierte, y a los que tanta publicidad se les hace, son, por lo general, auténticas cagarrutas musicales y lingüísticas, pues reconozcamos al menos que lo son.

Al que venga diciendo que en la música independiente nacional hay tanta o más mediocridad que en la comercial, le doy la razón de antemano. Con la diferencia de que para sufrirla hay que ir a buscarla, no como la mediocridad comercial, que te da en toda la cara nada más levantarte sin que puedas apenas esquivarla. Las dos son, en cualquier caso, una pesadilla. 

Esto no es un "independiente versus comercial". Se pueden buscar miles de razones que justifiquen su existencia y razón de ser. Yo sólo estaba hablando de Música, y odio racionalizarla. Porque en último caso, la música es algo que afecta y modifica los sentidos. Si una canción entra, si agrada de alguna manera, estupendo. Y si no, pues no mola, y ya está. Pero que tengan el valor de hacer pasar por canciones cosas que a veces son tan tan malas, y que encima vayan en serio...

05 agosto 2009

 

Hace falta valor (I)

Tengo una radio en la cocina para oír las noticias mientras cocino, desayuno, o miro girar el tambor de la lavadora. Me gusta escuchar las emisoras donde suena la música que no compro, y eso a veces me da alegrías, y otras veces me corta la digestión.



La última canción de Pereza me pilló desprevenida, mientras troceaba tomates para un gazpacho. Totalmente conmocionada, tuve que dejar el cuchillo a un lado, y apoyarme con las dos manos sobre la encimera para intentar no perder el equilibrio. La sospecha de estar asistiendo a un momento histórico se apoderó de mí; "¿Es posible que esté escuchando la peor canción que se haya compuesto nunca?"- pensé. Quise lanzarme sobre la radio pero mi cuerpo no respondía. Y así, inmóvil, con los ojos a punto de salirse de las cuencas de tan abiertos que los tenía, tuve que vivir esta especie de éxtasis inverso que necesito compartir urgentemente.

En su web definen este temazo así: 

Violento Amor es el primer single que se extrae de "Aviones". Asalta los sentidos el empaque compositivo y expresivo de la banda, que en este medio tiempo de pop rock con tilde country nos atrapa en una fugaz historia de amor estival, tan arrebatadora como efímera. Con un estribillo donde el falsete de Leiva alcanza cotas de bucólica belleza que denota la urgencia y la desazón del autor, y un sólido quehacer musical de romántica envoltura. Maestría pop para puestas de sol pasionales.

¡Nos ha jodido que asalta los sentidos! La letra no tiene desperdicio, y me cuesta horrores no transcribirla aquí ahora mismo, pero una canción de estas dimensiones no es sólo una letra, amigos. Es una melodía, unos arreglos, una voz y una determinada forma de interpretarla. Es un todo, y como un todo (y no por partes) ha de experimentarse. Está puesta en su myspace, se llama Violento amor, y os pido que la escuchéis, si tenéis cojones.

Y luego seguimos.


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