28 octubre 2008

 

True Blood, sí sí sí

Todo quisqui anda enganchado a alguna serie y yo ya estaba harta de no enterarme de nada de lo que se cuece en la tele desde hace casi dos años ya. Es muy triste pronunciar frases como "No he visto ni Lost, ni Perdidos". Así estaba el tema, no les digo más.
De modo que cuando me enteré de que Alan Ball - creador de A dos metros bajo tierra, mi dios, mi señor, quien guiaba mis pasos al videoclub cada semana - había hecho otra serie, me puse a buscarla como loca y encontré los primeros capítulos colgados en internet. Para todo hay una primera vez, y la ocasión bien merecía delinquir virtualmente. La serie se llama True blood, ya me he visto 7 capítulos y estoy ahí, salivando por ver si cuelgan pronto el siguiente.

Me encantaría que la gente viera el primer capítulo sin saber absolutamente nada del argumento, pero bueno; la cosa va de vampiros. Ya está dicho, ale. Conflictos raciales, el clásico romanticismo vampiril, sexo a tope, drogas y sangre a borbotones, en un imaginario pueblo de Louisiana - lo que le da su toque Twin Peaks, aunque no tenga mucho que ver.



La protagonista es una jovenzuela telequinésica interpretada por Ana Paquin. Esta serie viene a reafirmar mis deseos de quitarle el Oscar que ganó de niña por El piano, y dárselo a quien supo ver en ella a la hija de Holly Hunter, porque ya crecida es exactamente igual. Y a ratos muy bien, y a ratos le daría un bofetón para que se le quitara esa cara de flipada, que por otro lado, le viene estupendamente al personaje.

Luego hay un cerro de tíos buenos. Bueno tres; el vampiro Bill, que a mí si viene Bela Lugosi, como que no, pero si el vampiro es Stephen Moyer, aquí está mi cuello, y que pase lo que tenga que pasar. El segundo es Sam Trammell, haciendo de dueño del restaurante donde trabaja la protagonista, y aunque cada vez se está poniendo más antipático y perruno, como que no está mal.

Por último, Ryan Kwanten. A mí la gente que está cachas no me va nada, pero a este le han dado el mejor personaje de toda la serie, siempre ciego, siempre a tope, y hace de tolai con tanta convicción que sencillamente, me pirra.


Y ahí vamos. Yo he sido muy de vampiros de toda la vida, les entiendo y les compadezco. Por eso me gusta tanto verles evolucionar. Diré que puede hacerse una doble lectura de esta serie, que en realidad habla de los problemas que afectan a la engañosamente idílica sociedad americana y tal y cual, pero la gracia está en presentarlo como una historia de vampiros y si no cuento nada más es por no reventarla.

Voy a ver si ya está listo el 8º capítulo.



Comments:
Uy, voy a buscar ya, que tiene pinta de que me va a enganchar. Yo tengo un proyecto en mente y hay una parte vampiril, ya te contaré!
 
Yo me pido al vampiro, os dejo los otros dos a las demás.
 
"No he visto ni Lost, ni Perdidos"

Jajaja!! :-D
 
Yo soy un serie-adicto..., qué le vamos a hacer. Y coincido contigo en nombrar dios a Alan Ball, aunque True Blood me aburre un pelín... También le quitaría su Oscar a la Paquin (¡que ha ganado un Emmy por la pavisosa que interpreta en esta nueva serie!) y le daría unos cuantos muerdos a Ryan Kwanten, mi gran motivación para seguir bebiendo zumo V... :-)
 
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